Hay veces en las mi cuerpo me pide a gritos cosas buenas.
Una buena enajenación mental.
Un buen pedo que le eleve por encima de la realidad.
Unos buenos amigos que en solidaridad contigo, beban como si no hubiera mañana.
Unas buenas risas, estúpidas y etéreas que me distraigan y me dejen agujetas en la comisura de la boca y en la barriga.
Una buena canción para el recuerdo de una memorable noche.
Una buena botella de vino que lo tiña todo de rojo burdeos, y que sepa a albariño y a ración de gamba a la plancha.
Una buena noche que acompañe los cánticos en la calle al abrigo de las estrellas.
Una buena sobada que me de la vida que me quita tanto bebercio.
Y una buena resaca.
1 comentario:
¡Sí, sí, yo quiero de todo eso!
A esa que está con la jarrita de cerveza creo que la conozco yo.
Está bien que desde babys aprendan las cosas buenas de la vida.
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