Y me da miedito.
Siempre que paso por ahí está él. Practicando sus poses. Espatarrado. Con esa mirada perdida de superhéroe de tetabrik de vino de mesa. Esa bolsa de deportes cutre a su espalda. Cada vez que paso por la Plaza Mayor, veo a ese Batman ibérico y grotesco, son esas mallas que tienen pinta de no haber sido lavadas a menudo... vamos que se las quita y se hace quemaduras de tercer grado...
Y no puedo evitar pensar "mae mía, ¡hay crisis hasta en el mundo de los superhéroes!"
Cuando le echas unas monedicas, te lanza telas de araña imaginarias con sus muñecas y cambia de postura mientras su barriga embutida en licra azul reverbera con el movimiento.
No he podido aún sacar de mi retina estas imágenes.
Escalofríos de recordarlo.
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