Ricardo Darín, como siempre, de matrícula. Papel tras papel, borda la interpretación. En este caso, hace de un hombre ermitaño no muy habituado a las relaciones sociales, y por lo tanto un poco huraño y excéntrico.
Un cuento chino comienza montrándonos la vida meticulosa y rutinaria de Roberto, hasta que el azar, o yo siempre quiero creer que las cosas pasan por algo, pone en su camino a un chino recién llegado a Argentina, al que han robado, no sabe ni una palabra de español y que esconde una terrible y delirante historia.
En estos días que pasan juntos mientras Roberto trata de ayudar al chino buscando a un tío suyo, vemos el lado humano de Roberto y de cómo esta ayuda se transforma, cual boomerang cargado de buen karma, en ayuda para él mismo.
Y no cuento más, ¡os recomiendo que vosotros también vayáis a que os cuenten este cuento! ;D
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